Una nueva palanca de innovación en el sector textil

La industria textil ha sido históricamente un sector puntero en Cataluña, una industria que en los últimos años ha apostado por la fabricación aditiva como una nueva herramienta para continuar innovando. La aplicación de la impresión 3D en este sector está aportando cambios y mejoras en los procesos productivos, pero también está fomentando la innovación en el producto final que llega al cliente. En este post queremos explorar, a través de algunos ejemplos, cómo la fabricación aditiva está abriendo nuevas oportunidades en el panorama textil.

Más eficiencia y menos costes

Los procesos productivos son los primeros beneficiados por la aplicación de la fabricación aditiva. En el caso de la industria textil, como también en otros sectores, tiene mucho que ver con la producción de utillajes y piezas de repuesto, que tradicionalmente implicaban largos tiempos de producción y costes elevados. Con la impresión 3D estos procesos se simplifican y, sobre todo, se aceleran significativamente. La clave es que las propias organizaciones pueden diseñar y producir tanto los utillajes como las piezas de repuesto en su propia fábrica, adaptándolas a cada una de sus necesidades.

De este modo, la industria gana en autonomía respecto a las cadenas productivas, lo que tiene un impacto directo en su eficiencia operativa así como en la reducción de costes.

En este sentido, algunos ejemplos de aplicaciones de esta tecnología en el sector textil son, además de la fabricación de utillajes y herramientas, la impresión directa sobre tejidos, la creación de tejidos o mallas para diseñar piezas únicas -sobre todo en el mundo de la alta costura-, o la creación de suelas de zapatos deportivos fabricados mediante impresión 3D que ya podemos encontrar en el mercado.

Fabricació additiva en el sector tèxtil
Fabricación aditiva en el sector textil

Personalización y disrupción

Más allá de la operativa industrial, la impresión 3D también tiene una clara incidencia en la creación de nuevos materiales y productos textiles. Desde el punto de vista de la consolidación del sector pues, esta tecnología es un elemento clave, porque permite ofrecer productos innovadores y muy personalizados que diferencian a las marcas de su competencia y aportan un gran valor añadido al cliente.

Desde la impresión directa de ropa para crear tejidos únicos hasta la producción de ropa con patrones complejos que cambian la manera como el cliente percibe y se relaciona con la moda o, incluso, la creación de materiales con propiedades nunca antes vistas que tienen rendimientos excepcionales, la industria textil ha encontrado en la fabricación aditiva un gran aliado para continuar innovando.

Una realidad para seguir imaginando

Las posibilidades de la impresión 3D en el ámbito textil son tan grandes que es más sencillo entender su alcance si echamos un vistazo a ejemplos reales.

Imagina un residuo que se convierte en materia prima para dar forma a nuevos productos. Por fantasioso que pueda parecer, ya existen empresas que convierten un residuo tan complejo de eliminar como son los neumáticos en accesorios de moda gracias a la impresión 3D. Pendientes, bolsas y otros complementos hechos bajo demanda, permiten dar una segunda vida a un material que, hasta hace poco, no hubiéramos imaginado como útil y nos permiten imaginar un mundo más sostenible.

Las grandes marcas también se están subiendo al carro de la innovación. Un ejemplo es el de un conocido grupo de distribución que está desarrollando colecciones de moda 3D con las que ha conseguido acortar los plazos de desarrollo y distribución de las piezas, reducir el número de muestras y el stock, ahorrar costes y reducir la huella de carbono en la producción.

Un caso similar es el de una cadena de establecimientos de material deportivo que ha empezado a experimentar con la impresión 3D directamente en tienda. Los clientes pueden personalizar algunos productos, y pueden decidir no solo la forma y el diseño, sino que también tienen la posibilidad de incorporar texto o alguna imagen que se ajuste a sus deseos.

Pero no todo son grandes corporaciones; También existen ejemplos de pequeños emprendedores que impulsan negocios muy enfocados a la personalización. Es el caso de una pareja que ha desarrollado un negocio que fabrica productos de moda utilizando un bioplástico que proviene de recursos naturales como el almidón de maíz, la caña de azúcar o la remolacha. Solo producen el stock necesario y así reducen los residuos y la huella de carbono de su proceso de fabricación al mínimo.

Estos y otros muchos ejemplos demuestran que la fabricación aditiva está abriendo nuevos horizontes en la industria textil. Horizontes que, a pesar de parecernos lejanos, ya auguran un futuro más sostenible y, sobre todo, emocionante en el mundo de la moda. Hasta qué punto esta tecnología acabará mejorando la eficiencia operativa de las empresas, reduciendo los costes de producción y creando tanto piezas únicas como materiales avanzados todavía está por ver. Y esta es la parte emocionante: no perder de vista las novedades que a buen seguro irán apareciendo en este sector.